Según me
informo en el diario de Cristiancito, el con Síndrome de Estocolmo, Carabineros
de Chile tendrá el próximo año un presupuesto de un millón de
millones de pesos, lo mismo que las tres ramas de las Fuerzas Armadas juntas. Esto
vendría siendo algo así como más plata que la chucha…más o menos. La institución
cuenta con 55.000 efectivos, aunque no sean muy efectivos. La mayoría de ellos
retozan en una de las 960 comisarías, detrás de una máquina de escribir,
recibiendo denuncias del tipo “mi marido me sacó la cresta”, o “el vecino tiene
la música muy fuerte”. Los más osados conducen un Chevrolet Optra un viernes
por la noche en busca de bandidos que serán dejados en libertad el lunes por la
mañana.
Otros
efectivos deambulan por las calles del centro sin rumbo fijo. Otros están a disposición
de jóvenes idealistas, quienes se entretienen sacándoles la mugre. Los más
desafortunados son enviados al sur de Chile, los colocan de punto fijo en la
puerta de un fundo para divisar si vienen los indios, y si divisan a lo lejos algún
mecha de clavo premunido de un bidón de bencina con acelerante y una caja de fósforos,
se arrancan a perderse para no importunar los incendios y las tomas, o de lo
contrario podría quedar sin peguita. Para todo esto se necesita ese millón de
millones de pesos, que como ya les dije, es más plata que la chucha.
Claro que no
todo es tan dramático, ni todo el presupuesto de la institución es malgastado. Algunos
de los 55.000 funcionarios nos defienden de los malos. Los Carabineros que no están
dedicados a otear indígenas, ni recorrer el Paseo Ahumada con perros dedicados
a dormir la siesta y caballos empeñados en cagar toda la calle, se preocupan de
multar a quienes toman más de la cuenta, fuman en lugares prohibidos, y a
quienes se estacionan en lugar inadecuados, es decir, en casi todas las calles
donde uno pretende estacionarse.
Pienso que
Carabineros no necesita tantos efectivos, ni tantos perros, ni tantos caballos
con diarrea, ni tantos talonarios de partes, ni tantas comisarias repletas de máquinas
de escribir. Tampoco necesitan esos nuevos tanques que destinarán a la Araucanía y desde donde mirarán los incendios intencionales no terroristas. Tampoco creo
que gente mayor de edad deba ser custodiada por Carabineros mientras fuman o se
toman una “Pilsen”.
Tal vez unos
pocos Carabineros dedicados a buscar a los verdaderamente malos serían
suficientes. ¿Cuánto costó la bala que le metieron al delincuente que se “pitearon”
en el “Alto”?. Tal vez menos de ½ dólar.