Nuestro Ministro del Interior de Centro llamó a la calma, asegurándonos: “Hay
que sacarse los fantasmas de que está en tela de juicio el derecho de propiedad”,
como si pudiera asegurar que el concepto de propiedad privada estará a salvo de
la jauría y su cambio constitucional ¿De donde sacaron que hay gente que
pretende quedarse con la propiedad ajena?.
Yo creo que el asunto es otro, no veo como se podría interpretar algo tan
claro como el concepto de propiedad. Lo mío es mío porque lo adquirí por medio
de una compra, cesión, herencia u otro medio contemplado en la ley, y si alguien
lo quiere tener, me lo tiene que comprar a mí, siempre que se lo quiera vender.
No sé cómo podríamos tener otro concepto que no sea este.
Burgos no puede pretender que la gente inteligente le crea. Una cosa es engatusar
al populacho bárbaro con promesas de marca mayor, y otra muy distinta es
convencer a alguien medianamente inteligente que hay que confiar en lo que se
dice y no en lo que se hace. El cambio constitucional se basa en utilizar una
tinterillada con el fin de modificar el concepto de propiedad, sin esto no
pueden robar dentro de la ley y sin robar no pueden regalar cosas. Y claro, sin
regalar cosas no pueden permanecer en el poder por mucho tiempo.
La nueva constitución consiste en eso: Poder robar dentro de la ley. Es la única
manera de ejecutar los “cambios profundos que permitirán terminar la obra
inconclusa de Salvador Allende”.
De todas formas el derecho de propiedad se vulnera día a día. Las contribuciones
de bienes raíces y las patentes municipales son un impuesto al patrimonio, a
pesar de estar este prohibido. El impuesto a la renta es también una vulneración
al derecho de propiedad, nunca he entendido la razón por la que se debe entregar
parte del dinero ganado solo por haberlo ganado. Los impuestos son la forma en
que el Estado se apropia de los flujos que genera la propiedad.
En mi opinión, solo deben existe impuestos al consumo y a los “males causados”,
por ejemplo, una empresa que contamina el agua o el aire, cuyo proceso de descontaminación
cuesta dinero.
Para la izquierda, una nueva constitución que no vulnera el derecho de
propiedad, es tan inútil como una reforma laboral sin la titularidad sindical. El
poder total es el objetivo y no hay poder total sin control de la propiedad
ajena a través de un monopolio creado por la legislación.