José Piñera (el bueno) anuncia su regreso a Barbarilandia. Aquí lo estarán
esperando los compañeros de la revolución que pretende “cambios profundos al
sistema neoliberal”. Lo espera la jauría de periodistas de izquierda que no lo
dejarán hablar, e invitarán a programas de televisión junto a un conductor de
izquierda y cinco o seis invitados de izquierda, que intentarán dejarlo en
ridículo gracias a las “espontaneas” tomas dirigidas por directores al servicio
de la causa y camarógrafos ídem.
Lo esperan jaurías interminables de estudiantes que no estudian,
escribidores de papers, viejujas que viven a expensas de los contribuyentes, opinólogos
de matinales, opinólogos de “noticieros” y otros varios exponentes del escándalo
y la demagogia, todos ellos expertos en pensiones, altas finanzas y variados
temas de interés. Todos opinando sobre el maravilloso sistema de reparto, el
robo de las AFP, sobre cómo debe obtener una pensión quien no impone más que
cinco años y los derechos inalienables de los pobladores y las pobladoras populares
del pueblo poblacional.
José Piñera (el bueno) regresa a razonar con irracionales, a argumentar con
bárbaros, a conversar con maleducados, a explicarle a cerebros lavados cosas
como la propiedad privada, el interés compuesto y el peligro de entregarle
nuestro dinero a los políticos.
José Piñera (el bueno) dirá que las expectativas de vida el año ´80 eran
las que eran, y él no es culpable que los que vinieron después no aumentaran la
edad de jubilación. Tendrá que explicar que los que vinieron después que él
debieron aumentar la cotización, al menos en un 1% cada diez años. En fin, Piñera
(el bueno) llega diez o quince años tarde a contarnos algo que nadie quiere
escuchar ¿No ven que estamos cambiando el paradigma, el modelo, las leyes de la
naturaleza y la historia patria?.
José Piñera (el bueno) pretende que quienes quieren estudiar a costa de los
demás, pensionarse a costa de los demás, obtener una vivienda a costa de los
demás, recibir un bono a costa de los demás, trasladarse en Transantiago a
costa de los demás. En conclusión, que quienes gustan vivir a lo sinvergüenza,
asuman su irresponsable responsabilidad de haber comprado un plasma de ´60 pulgadas
en lugar de ahorrar algo para la vejez.
No creo que le resulte. No creo que a alguien, en este momento irracional,
le pueda resultar algo utilizando la razón.